Realmente no sabían cómo afrontarlo
Como era de esperar, y debido al golpe tan duro que acababan de sufrir, la pareja, no sabía cómo afrontarlo, ni cómo enfrentarse a esa situación tan dolorosa que acababan de vivir recientemente. Se podría decir que, una vez que su hijo tuvo el accidente, al perder a su hijo, ya no les quedó mucho nada que perder. Realmente se consideraba como si todos los ahorros que habían tenido hasta el momento los habían destinado en su funeral. De hecho, fue algo de lo que jamás se quejaron, porque era lo menos que podían hacer. Su hijo se merecía tener un buen lugar de descanso eterno, y desde luego que protegieron esa idea desde el principio. Una de las cosas que prometieron fue que deberían cuidar mucho la zona donde estaría enterrado para siempre.

Realmente no sabían cómo afrontarlo
Iban a visitar su tumba todos los días
Entonces, como era de esperar, acudían prácticamente todos los días, día, así y día también, a visitar la tumba que le habían dejado preparada a su hijo en aquel cementerio prácticamente de pueblo. Estuvieron diciendo que iban a ir todos los días, pero por cosas de trabajo, al final había días que no podían asistir. Estuvieron haciendo algunas visitas diarias a su tumba durante los primeros días, trayendo flores y llevando algún tipo de recuerdos para colocarlos allí. Esto se convirtió en un ritual para la pareja que de alguna manera otra sentía que así seguían teniendo muy cerca a su hijo con ellos. Pero eran ellos dos solos, estando allí y viviendo en su casa juntos. Hasta un día que lograron sorprenderse cuando fueron al cementerio y encontraron una cosa que les llamó mucho la atención, que ninguno de ellos había dejado sobre la tumba de su hijo.

Iban a visitar su tumba todos los días